sábado, 27 de diciembre de 2014

Capítulo 24



Cuando ya he repuesto fuerzas, continúo mi camino hacia ningún lugar, con la esperanza de que haya algo mejor que la muerte al final de todo este enorme estadio. Un sol reluciente brilla esta mañana y pienso que tal vez sea la causa de que haya más animales fuera de sus madrigueras a los que darle caza.

Busco un hueco seguro tras algún arbusto, allí saco la bobina de cuerda, gran aparte ya ha sido agotada al atarme  en la copa de los árboles para dormir. La parte restante solo me dará para un par de trampas pero depende de lo que atrapa puede garantizar mi estómago lleno un tiempo más.

Desenrollo una parte y empiezo a anudarla hasta dar lugar a una especie de compleja redecilla capaz de atrapar desde algún pequeño roedor hasta una perdiz que ande despistada.

Realizo el mismo proceso con el trozo restante y guardo las trampas en la mochila, a la espera de encontrar un buen sitio para descansar y colocarlas pero no es la tranquilidad lo que se respira en el ambiente precisamente.

Apenas doy unos pasos cuando oigo un gran estruendo, a pesar de estar a un par de kilómetros sacude todo el estadio y me hace que me tambalee, el cielo comienza a teñirse de nubes negras de humo y gases contaminantes. En ese momento, recuerdo el bello monte que había cerca de la Cornucopia, donde se instalaron gran parte de tributos, lleno de plantas y armonía... ¡Quién iba a imaginar que era un volcán!

Corro para que los gases no me atrapen y me subo a un pino muy alto desde el cual logro divisar la catástrofe que los vigilantes acaban de provocar ya que es algo imposible para la verdadera naturaleza.

Me acurruco en silencio y espero a que la noche anuncie las víctimas del desastre, cada vez quedan menos y cada vez estoy más cerca de la victoria aunque no lo note, la lucha ha comenzado. Ahora sí, que comience el segundo vasallaje de los 25, ¡Felices 50 Juegos del Hambre!

sábado, 13 de diciembre de 2014

Capítulo 23


Horrorizado salgo huyendo hasta que me escondo en una cueva cercana, ya es demasiado tarde, todo Panem lo ha visto. Si salgo de aquí con vida me espera algo peor que la muerte, me caigo desplomado en el frío suelo a ver si con suerte algún tributo me caza y acaba con esta tortura.

A la mañana siguiente,por desgracia, sigo allí. Saco la foto de mis padres, mientras la sostengo con mis dedos temblorosos me empapo de recuerdos y una ola de fuerza viene a mí y hace que siga con ganas de seguir adelante y piense que cada vez estoy más cerca de abrazar a mi abuela, en esta vida o en la otra.

Mi estomago comienza a rugir como una fiera agonizante, y en ese momento siento el deseo de arrancar unas apetitosas bayas de un arbusto que crece a mis pies. Reacciono a tiempo ya que el hambre me impide darme cuenta que son jaulas de noche, que con solo introducir una en mi garganta estaría muerto en menos que canta un gallo.

Abro la mochila, aún mojada, tan solo encuentro la bobina de cuerda,el manojo de cuchillos, una bolsa de cecina y otra pequeña de fruta seca. En menos de media hora acabo con la última posibilidad de supervivencia que me quedaba, invadido por la ceguera del hambre.

martes, 9 de diciembre de 2014

Capítulo 22


Mi cuerpo cae rendido sobre mis rodillas, ya ha anochecido y no tengo ni idea del tiempo que llevo corriendo sin parar. La luna refleja mi rostro en un lago pequeño, comienza a sonar el himno y al fondo se proyecta la imagen del chico. En ese momento no veo la figura que estaba acostumbrado a ver reflejada en el sucio espejo de mi casa de la Veta, veo la figura de un monstruo.

Antes de que ese monstruo se apodere de mi, arrojo una piedra con toda mi rabia y la imagen se distorsiona. Me dispongo a limpiar la sangre de la mochila, al hundirla en el agua, esta se tiñe de rojo, agarro un palo y lo deslizo por la superficie del líquido hasta que en él se puede distinguir una frase.

No te pertenecemos”

Me retiro para que se pueda ver con claridad, aunque no estoy seguro si estarán grabando. En ese instante, se me cae el mundo encima y comprendo la locura que acabo de hacer, aunque el acto de rebelión ya se ha desvanecido tiemblo ante las consecuencias que tendrá si salgo vivo de ese infierno.
Catching Fire